miércoles, 30 de enero de 2008

BOBBY FISCHER FOR EVER (5)






"LA VIDA" (DE ROBERT JAMES FISCHER) EN UN TABLERO DE AJEDREZ

"Hay que jugar la apertura como el libro, el medio juego como un genio y el final como una máquina". Bobby Fischer
EL ESTILO FISCHER
Bobby Fischer combina el talento de Capablanca y la capacidad de trabajo de Alekhine. Su estilo es directo, más bien clásico. Estima el poderío del par de alfiles, y su gran técnica le permite conseguir pequeñas ventajas a partir de posiciones simples. Estudió a Capablanca, pero podía montar también grandes números de ataques. Fischer domina a sus rivales en todos los terrenos. Su única debilidad, según Spassky, reside en una relativa dificultad para captar el momento crucial de la partida. El norteamericano, muy maximalista, pretendía ganar todo, y a menudo corría riesgos desmedidos para conseguir remotas posibilidades de avance. Esta manera de abordar el juego le ha valido, en cualquier caso, muchas más victorias que derrotas.
Su repertorio de aperturas es más bien reducido, pero lo conoce perfectamente. Opina que "los que no juegan 1. e4 con las blancas son unos cobardes". Hacia el final de su carrera, se permitió, sin embargo, algunas debilidades, al jugar 1.c4 o 1.b3. Pero en sus comienzos, practicó el 1. Cf3 seguido de un desarrollo del alfil en g2. Esta variante de la india oriental, su antigua apertura favorita, le serviría más tarde como arma contra la francesa o la siciliana. Con las negras, juega indefectiblemente la Siciliana Najdorf contra 1.e4, permitiéndose crear un efecto sorpresa en sus adversarios las pocas veces que ha sido infiel a su defensa fetiche. La india oriental y la Grünfeld son sus réplicas favoritas en los juegos cerrados.
A Fischer, un jugador moderno, siempre le ha gustado inspirarse en los pioneros del ajedrez y en los maestros del siglo XIX. En las aperturas utiliza ideas de Steinitz, Charousek o Staunton. A pesar de que en una entrevista afirmaba que "no creía en la Psicología, sino en las buenas jugadas", Fischer sabía mostrarse temible en la guerra de nervios. Conseguía hipnotizar a sus adversarios, tanto ante el tablero como fuera de él.

Una partida

Blancas: R. Byrne, Negras: R. Fischer. Campeonato de Estados Unidos, 1963-64. Premio de Belleza.

Defensa Grünfeld

1. d4 / Cf6; 2. c4 / g6; 3. g3 / c6; 4. Ag2 / d5; 5. c4 x d5 / c6 x d5; 6. Cc3 / Ag7; 7. e3 / 0-0; 8. Cge2 / Cc6; 9. 0-0 / b6; 10. b3 ... (Es difícil para ambos bandos introducir algún tipo de desequilibrio en esta variante, esencialmente simétrica.) 10. ... / Aa6; 11. Aa3 / Te8; 12. Dd2 / e5!. (Me preocupaba un poco la debilidad de mi peón dama, pero me pareció que la gran actividad que obtendrían mis piezas menores impediría que las blancas pudiesen explotar ese factor. 12. ... / e4 conduciría probablemente a tablas.) 13. d4 x e5 / C x e5; 14. Tfd1? (Un caso más que podemos archivar bajo el epígrafe melancólico de "la torre equivocada"). 14. ... / Cd3!; 15. Dc2 / C x f2! (La clave del juego precedente de las negras. ¡La completa justificación de este sacrificio no se hace evidente hasta que las blancas se rinden!) 16. R x f2 / Cg4+; 17. Rg1 / C x e3; 18. Dd2 / C x g2! (Al ser eliminado este alfil, las blancas quedan indefensas sobre sus casillas blancas.) 19. R x g2 / d4!; 20. C x d4 / Ab7+ (El rey queda a merced de las negras.) 21. Rf1 / Dd7! Las blancas se rinden.


K.F. Kirby, editor de la revista "South African Chess Quarterly", resumió el asombro y la admiración del mundo del ajedrez, al escribir: "La partida contra Byrne fue fabulosa y no puedo recordar nada semejante. Después de la jugada 11 de las blancas, podríamos evaluar la posición como levemente superior para este bando, y en cualquier caso parece perfectamente sólida. De ahí a llegar, diez jugadas más tarde, a una posición de mate, ¡parece más consecuencia de brujería que de ajedrez! Honestamente, no puedo imaginar a nadie que pueda parar a Bobby en su carrera triunfal..."

Y no puede añadirse nada a las propias palabras de Byrne: "Mientras me sentaba, pensando porqué habría elegido Fischer una línea que obviamente conducía a una posición perdida para las negras, surgió la jugada 18, tan increíble que sufrí un tremendo shock... La combinación es tan profunda que aun en el mismo instante en que me rendí, ¡los dos grandes maestros que comentaban el juego para el público, estaban convencidos de que yo tenía posición ganadora!".

Esta partida fue sacada del libro "MIS SESENTA MEJORES PARTIDAS" de la Editorial Fundamentos, Madrid (1986), que es la versión española de "My 60 Memorable Games" de la editora Simon & Schuster, New York (1969).

Esta partida, además, es una de las once victorias con las que conseguía ganar, por séptima vez, el Campeonato de los EU con una participación perfecta.
A la memoria de Héctor Arrieta, Jorge Laplaza y Miguel Najdorf

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