viernes, 4 de abril de 2008

LOS JUEGOS DE MESA EN LA ANTIGUEDAD (6)



LOS JUEGOS ROMANOS

No era sólo cuestión de suerte, sino de una refinada estrategia.


Los romanos eran muchos más aficionados a la práctica de los juegos de azar, apostando con los dados y en las peleas de gallos, aunque no por eso dejaban de lado los pasatiempos de mesa, una afición que, con toda probabilidad, heredaron de los griegos. Una de las particularidades más sorprendentes era la costumbre de jugar, no sólo sobre la mesa sino un poco por todas partes. Se han encontrado tableros de distintas formas y dimensiones grabados sobre las losas de piedra del pavimento de los foros en varias ciudades del Imperio, como el caso de los 57 tableros de Itálica, cerca de Sevilla, la sede de la familia del emperador Adriano, o el hallado en el Foro Romano, sobre la escalinata de la Basílica Julia.

Los más comunes y numerosos tienen forma circular, mientras que existen otros rectangulares, aunque en ambos casos pueden asegurarse que se trata de los antepasados de los actuales juegos de las tres en raya o las damas.

Por último, entre las prácticas comunes que requerían cálculo y astucia se destacaba el llamado "ludus latrunculorum", el juego de los "latrunculi", término con el que hasta el siglo I a. C. se designaba a los mercenarios y que con el tiempo vino a aplicarse a los ladrones. De hecho, cuando el término asumió su significado moderno, las fichas del juego pasaron a llamarse "milites" y "bellatores" (soldados y guerreros). Se trataba de un auténtico juego de estrategia bélica en el que el tablero, compuesto de 74 casillas, formaba un campo de batalla. Para ganar, cada jugador, provisto de 16 fichas, ocho grandes y ocho pequeñas, tenía que adentrarse en el campo del enemigo e invadirlo, de acuerdo con una serie de normas que estaban a medio camino entre las reglas de las damas y el ajedrez.


Por Andreas M. Steiner para la Revista NEWTON, el espactáculo de la Ciencia (1998)

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