jueves, 17 de abril de 2008

DIA DEL AJEDREZ ESCOLAR (3)





DON MIGUEL: EL PADRE DEL AJEDREZ ARGENTINO




ERA REALMENTE UN GRANDE (Por Luciano W Cámara)


En sus charlas, salpicadas de anécdotas, elaboraba su pensamiento asentándolo sucesivamente sobre pilares firmes, cada vez más definidos. Hablaba para que lo entendieran, sin importar cuan profundo nacía su argumento. Para explicar una jugada, relacionaba los factores que lo rodeaban. Era tan convincente que parecía fácil jugar bien... Era realmente un grande.




NO HABRA MAS PENAS NI OLVIDO (Por el GM Pablo Ricardi)


¿Qué opinaría Najdorf de la muerte? Si observo su vida a través de los jalones que fue configurando, pienso que no quiso morir, que luchó contra la dama de negro, aunque supiera que la lucha era inútil.


Optimista por demás, creía enormemente en su fuerza de voluntad. Y tenía motivos para ello. La vida le había enseñado que los esfuerzos personales, si son manejados con inteligencia, tienen recompensa.


En el tablero había reproducido las emociones de la vida y allí, tal vez, las pudo domeñar mejor que en el mundo de los vivos. Porque el ajedrez era un instrumento que lo transportaba a un mundo ficticio, pero donde las ideas se cubrían de emociones.




EL GLADIADOR INVENCIBLE (Por el GM Oscar Panno)


No es posible referirse al Gran Maestro Miguel Najdorf de forma objetiva, pues nunca fue posible sustraerse a la vorágine de su temperamento y a la enorme pasión que ponía en todo lo que hacía.


El enorme gasto de energías que Miguel ponía en cada fase del juego lo aprovechaba plenamente pues se apoyaba en un gran talento natural para el ajedrez, que fue sin duda la pasión más intensa de su vida.


Hay quienes piensan que Miguel, al no incursionar en la enseñanza del juego, no hizo escuela. Pero los que piensan así se equivocan, ya que en realidad no hay mejor escuela que el ejemplo, y Najdorf era un ejemplo permanente para quien estuviera cerca y supiera interpretarlo. Estas condiciones ubican a Miguel en su verdadera categoría de maestro de maestros.




TODO EL, FUE MUCHO (Por la Lic. Liliana Najdorf)


Efectivamente, mi padre fue un ser exagerado. Con lo bueno y lo malo, lo fácil y lo complicado que resulta serlo. Un ser exagerado es alguien que vive con pasión, que ama con pasión, que se enoja con pasión, que pierde con pasión y que muere con pasión. Ese, señores, fue mi papá.


Tuvo la omnipotencia de un REY, la elegancia de una DAMA, la ubicuidad del ALFIL, la fortaleza de una TORRE, la tenacidad de un PEON y se movió a los saltos como el CABALLO. La vida fue para él una partida de ajedrez. El ajedrez me enseñó a vivir, porque me enseñó a perder --decía.

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